El día no estuvo tan mal
4 de abril de 2020Cuestión de organizarse: ¿me tiro o no me tiro?
17 de abril de 2020Año 2020.
Esta bien podría ser la imagen de muchas de las ciudades más importantes del mundo un día cualquiera de estos últimos que estamos viviendo. De hecho, es la siempre ajetreada, calle Gran Vía de Madrid. En realidad, no es el año 2020 sino 1996, del rodaje de Abre los Ojos. Esta imagen que en su día a tantos nos pareció inverosímil, hoy es una realidad.
Esta imagen bien podría ser del año 2020 en Corea o China (para los que no distinguimos una nacionalidad de la otra). En verdad es de la película Virus del año 2013. Y, sin embargo, es la realidad que se ha vivido en estos países asiáticos. Y también en el resto del mundo, solo que no vamos en grupos porque es una de las principales prohibiciones de casi todos los gobiernos.
Y esta otra imagen no es de los Cazafantasmas, ni de ninguna otra película de ciencia ficción. Son médicos chinos con los trajes de protección que han necesitado para no contagiarse por el virus que nos está atacando a nivel mundial.
Pues sí, esto no es una película por mucho que así lo sintamos y por mucho que nos lo parezca. Cuántas veces no hemos visto en el cine, supermercados con las estanterías vacías, especialmente películas americanas en las que ante una pandemia o cualquier circunstancia que pusiera en riesgo sus vidas todos los habitantes de las ciudades corrían a los supermercados para abastecerse de alimentos y confinarse en sus casas. Pues sí, ahora los americanos están viendo hacerse realidad estas escenas, y no solo ellos, no, los europeos, los asiáticos, los africanos, los sudamericanos... Nadie está libre, todos vivimos dentro de la misma espeluznante película.
Asomarse a las calles y ver sus calles desiertas. Ver en los informativos los hospitales repletos de pacientes que a duras penas pueden ser atendidos. Ambulancias que evacúan residencias de ancianos para desinfectar, centros comerciales que se reconvierten en morgues inmensas, pabellones dedicados a ferias y diversos eventos convertidos en hospitales de campaña en tiempo récord. Un avión que llega de China para servirnos material de protección para nuestros equipos sanitarios. ¡A nosotros! ¡Sí, a nosotros! a los europeos, a esos acostumbrados a enviar aviones con ayuda humanitaria cuando había cualquier desgracia en cualquier lugar del mundo. Ahora esa ayuda la recibimos nosotros y aún es insuficiente.
Pues sí, aquí estamos. Inmersos en nuestra propia película, en una en la que todos somos protagonistas de una manera u otra, cada uno cumpliendo su papel. Unos, el de salvar vidas y estar en la primera línea del campo de batalla, otros en la retaguardia protegiéndonos y protegiendo desde nuestras casas, atrincherados tras cuatro paredes que cada día nos van aprisionando un poco más.
A veces, cuando estoy haciendo cosas en casa me viene el pensamiento de que todo esto es una farsa, una broma o quizá un sueño y que pronto vamos a despertar de él, pero entonces miro por la ventana y un escalofrío terrible recorre todo mi cuerpo corrigiendo a mi errado cerebro de que no, que esto es verdad, que esto es algo que estoy viviendo, algo que está ocurriendo en serio, que no es una broma, que no es un simulacro a nivel mundial, que es total y completamente en serio. Creo que sigo en shock, de hecho, creo que la mayoría lo estamos y que va a llevar un tiempo largo dejar de estar en este estado para terminar de comprender todas y cada una de las escenas y escenarios que componen esta terrorífica película based in real events.