Gracias de fin de año (2019)
30 de diciembre de 2019Una Noche Más (parte I)
22 de marzo de 2020Creo que esta mañana, en medio de un denso tráfico, yo era la mujer más feliz del mundo.
Me había levantado a las seis de la mañana, me había vestido con mi mejor sonrisa, chaqueta de ilusión y zapatos de alta expectativa.
Avancé con mis hijos al unísono, todos a una porque, levantarnos hora y media antes de lo acostumbrado, merecía la pena.
Ayer, tarde de organización, casi sin dejar sentir la ilusión que despertaba en mí, todo por dejar los asuntos bien organizados, por no dejar nada al azar.
Conducía mi coche por la M40, con su tráfico de las 8 de la mañana, feliz.
Las luces de los frenos de los coches de delante y la marea de luces del carril de sentido contrario, lejos de agobiarme me animaban a decir: por fin, conseguido.
El metro, atestado de gente me olía a nuevas experiencias, a una puerta abierta a cosas nuevas.
Unos cuantos metros andando, un café expreso de máquina, una breve charla con una administrativa que estaba esperando a ser atendida, y un rápido fill in the gaps y ya estaba allí.
Sentada frente a ella, mi taco de documentos a mano y...
¡Ostión al canto!
De 100 a -100 en un momento.
-Perdona, ¿Cómo dices? ¿Cómo que no puedo?
-No, no puedes.
(Pensamiento: esto no puede ser verdad, tiene que ser un error, esta mujer se equivoca, no pueden ser tan ineptos).
(Sentimiento: incredulidad, desconcierto).
Salgo rumbo a tratar de solucionar el entuerto o al menos a encontrar una explicación coherente.
Calle, aire, me agobio.
Mierda de tráfico.
Transporte público media hora, andando poco más o menos. Andaré, necesito gastar energía negativa.
(Pensamiento: ¿En serio? ¿Por qué no me puede salir algo como yo quiero?)(Sentimiento: frustración, enfado, enfado, decepción, desilusión, enfado, mala leche, mala ostia, ganas de estrangular a alguien, ganas de gritar, más desilusión, más decepción.)
Adiós a mi estado zen.
Nuevo destino, parada en el estanco, media hora de paseo con muy mala leche, no me atienden hasta dentro de una hora y media. Respiro hondo, la mujer que me atiende e informa no tiene la culpa.
Cafetería. Desayunemos. Me sigo cargando de ira, de decepción, de desilusión. Los sentimientos negativos de mierda recorren mi sistema circulatorio. Preparo una salida. Sentada en la cafetería comienzo a escribir estas líneas. Y aquí estoy, sintiéndome pequeña en un gran engranaje administrativo para el que cada uno de nosotros solo somos un puto número, sin vida, sin sentimientos, un mero número más.
Dos años esperando, dos años sin buscar otra cosa esperando esto y cuando por fin llega el día te dicen que no, que no puedes. ¿Como es posible que en dos años no me hayan informado antes? ¿Como es posible que sí no puedo me dejéis llegar hasta el final?
Aquí sentada, respiro. Me queda una mínima esperanza, un granito de ella. Deseo y pienso profundamente en ello, que todo sea un error.
Mañana habrá pasado, todo volverá a la normalidad. Una puerta estará cerrada, casi con toda probabilidad pero yo haré por abrir otras.
Mañana no tendremos que madrugar tanto, no tendré que organizar más allá de lo que siempre organizo. Vuelta al más de lo mismo. Pero eso será mañana, hoy estoy muy, muy enfadada.
No hay grano de arena. Esto es una mierda. Mañana será mejor.