Cuestión de organizarse: ¿me tiro o no me tiro?
17 de abril de 2020Conmigo
1 de mayo de 2020Pues no, pues no, pues no.
Al final no me he podido sujetar más días. Es así. Ya no podía más. Y mira que lo he intentado. Los niños se fueron y me dije, venga, ahora en modo zen, tranquilidad, pensamientos positivos, relajación… Y llevo estos días, ahí, aguantando. Pero al final hoy, ya no he podido más. Lo necesitaba, o sea, necesitaba hacerlo, era algo… que no podía demorar más. Sólo pensarlo, en verme sola en casa, en este silencio, ¿cómo no disfrutarlo? ¿Cómo no hacerlo? Si hasta puedo hacer ruidos sin pensar – huy que están los niños -. Me he lanzado, he cogido toooodos los bártulos que tenía, vamos algunos no los había llegado a utilizar nunca. Estaban ahí, guardados en el cajón, apenas sin estrenar, me miraban y me decían… venga hazlo, no lo pienses más, disfrútalo, te lo has ganado, nadie te va a interrumpir. Dale duro.
He cogido todos los cacharritos y me he liado a rascar pintura de los rodapiés, luego a barrer todas las escaleras bien, a frotar las manchitas a conciencia y por último a fregar. Y todo del tirón. Y hasta he cantado o berreado mientras lo hacía. Y corriendo, ahí, con brío, dale caña. ¡Qué gustazo! Y sin hacer caso a las interrupciones. Es que ya no podía seguir viendo la escalera así. Había sido incapaz de terminar después de pintar… qué agobio, estaba deseando hacerlo, quitármelo de encima, y ¡hala! Pues ya está hecho, una tarea menos.
Y no es porque no tuviera nada mejor que hacer, que lo tenía, fijo, es que lo necesitaba. Pensaréis, si es que se queja por gusto, y sí, oye, lo mismo sí. Mis hijos se fueron el miércoles con su padre. La organización de deberes tardó en llegar porque su padre no estaba metido en ninguna de las plataformas del colegio… (sin comentarios, aséptica). Así es que, por las mañanas, aunque yo no tenía necesidad de madrugar o levantarme pronto, me levantaba con el despertador para sentar el culo en la silla y abrir la plataforma que usa el cole. Mandarles los deberes, mirar lo que les mandan por si tenía que explicarles yo alguna cosa.
Se lo envío por correo electrónico. Para mí que esos primeros días pues que no hicieron mucho caso oiga. El viernes se tenían que conectar para una tutoría, empiezan los problemas: mamá que no me funciona el micro. Pues pídele a tu padre unos cascos con micro que también valen. Que dice que no tiene. Pues qué quieres que haga yo. Pues que vengas y me traigas los míos que se quedaron en casa. Que no puedo. Pues no lo hago. Pues si lo haces. Pues no sé cómo. Pues desde la Tablet que usa tu hermana. Mamá que mi hermana no me la deja. Pues dile que lo he dicho yo. Que dice que le da igual. Dile que a mí no, que te de la Tablet. Que no quiere. - Segundo round – Mamá es que yo también lo necesito para hacer los deberes. Vale, pero son 10 minutos que él tiene que conectarse. ¡Mamá, pero es que yo la necesito! ¡Vale, pero él también y es para hablar con su profesora! ¡¡¡Pero mamá que yo no se la quiero dejaaaaar!!! ¡¡¡¡ QUE SE LA DEJES TE HE DICHO!!!! ¡¡¡¡¡¡¡QUE NOOOOOO!!!!!!! ¿Quién ha pagado la Tablet? ¿yo no? Pues es mía, dale la Tablet a tu hermano o no la tocas nunca, nunca, más.
Llegó el fin de semana, un silencio… de los de verdad. Me levanté porque me lo pidió a mordiscos el gato, pero fue bueno, ya era tarde, claro que nos habíamos acostado temprano… copeando por videollamada… Y se pasó el fin de semana y llegó el lunes y… bueeeeeno, el lunes… bueno… ahí estuvo. Sola, en casa, con el gato… tras mandarles los deberes… qué más se puede hacer indispensable?? Pues pensar, y una empieza, y se va liando y liando y liando y termina bloqueando a cinco o seis en el whatsapp, se apodera el eneatipo 2 de una… y para qué queremos más….
Momento de poner las cartas sobre la mesa por un lado y por otros lados… ¡ea! ¿a cuento de qué? Pues del mismo por el que estamos aquí encerrados, qué quieres que te diga… que vino el aire, y dije pues para esto, pues lo borro, la bloqueo, y así fueron cayendo… me arrepiento, pues no especialmente…
Y llegó hoy, martes. Me levanto sobresaltada, he apagado dos veces sin querer la alarma y me he levantado tarde. Corro al escritorio, enchufo el portátil, abro el ClassDojo y entro en el muro para buscar las tareas de mi hijo. Me encuentro un mensaje de su tutor: tenéis que comprobar que funciona el Microsoft Team (apuntar tarea: mirar el programita dichoso) para lo cual tenéis que entrar con las claves que llevan los niños a la página de EducaMadrid. ¿Claves? ¿qué claves? Recuerdo entonces haber visto una hoja de EducaMadrid en algún lugar de la habitación de mi hijo (apuntar tarea: buscar la página). Descargo el pdf de las tareas, me voy al correo electrónico y se lo envío a mi hijo. Vamos con la otra. Vuelvo al ClassDojo, entro en mensajes privados, busco a la profesora y ahí está el enlace a Padlet. Venga para dentro. Entro, copio enlace y de vuelta al correo electrónico. Mensaje para ella con el link. Enviados. Me voy a poner un café.
Mensaje (no whatsapp) al padre: ya he enviado los deberes.
Mi café, qué rico sabe en este silencio... suena mi portátil: Skype. A esas horas... alguno de los niños. Subo a por el ordenador. Me conecto: mamá tengo un problema, no puedo hacer el Kahoot porque no me entra por la tablet. Dile a papá que te deje su ordenador. Es que está trabajando con él, (casi me meo, ¿trabajando? ¿de qué? Anda dile a tu padre que te deje el ordenador. Una hora después, café frío y por fin conseguimos hacer que la aplicación funcione. En verdad era más sencillo, pero nos hemos liado. Hala, niña, haz el trabajo.
Menos de media hora después nueva videollamada por Skype. Mamá, no sé comó hacer el Stop Motion. Hija pues tienes que seguir las instrucciones del profe. Mamá es que no las encuentro. Vaaaale, voy a buscarlo yo. Vuelta al ClassDojo, a saber qué día colgaron las instrucciones. Un larguíiiiisimo rato después lo localizo y se lo envío. Nueva videollamada. Mamá, es que no me deja instalar nada porque dice que no hay memoria. Pues hija, borra cosas. Mamá es que ya no puedo borrar nada más. Pues no sé, tendrás que borrar tus juegos. ¡¡¡¡ estás loca!!!! ¿cómo voy a borrar mis juegos con lo que me ha costado llegar hasta este nivel, con todo el dinero que me he gastado? ¿Dinero dices? Bueno, de mentira. Pues lo borras. Dile a papá que te ayude. Papá está viendo la tele. Pues que deje la tele y te ayude. Vale, ¡papá que dice mamá que me ayudes! Fin de la llamada.
Tic.. y antes del toc otra videollamada, me empieza a temblar un ojo... Hola tesoro. Hola mamá, ¿cuándo vienes a buscarnos? No sé cariño, a ver qué te pasa. Es que me han mandado una cosa de inglés que no sé hacer. Pues dile a papá que te ayude. Es que papá no sabe. Pues yo tampoco. Pues no lo hago, pues lo intentas, por cierto hay que meterse a una nueva aplicación para tu clase. Vale, ¿qué hago? ... Para no alargarme. Una hora y media después habíamos conseguido a través de videollamada, llamadas por teléfono móvil y hasta un programa de conexión remota a otro ordenador, configurar el dichoso Microsoft Team. Que digo yo una cosa, si llevamos funcionando todo el curso con el ClassDojo de las narices, y que va bien el programa y que ya estamos todos habituados a él... ¿Por qué coño hay que cambiar ahora a otro programa? Pues hay que hacerlo.
A media mañana la profe de mi hija me da una tutoría. Pero no por Microsoft Team, no por Skype, ni por Messenger, ni por Whatsapp, no por un Jitsimeet o algo así. Oooootro programita más. A las 15.00 decido desconectarme de todo el mundo y ponerme a hacerme algo de comer. Para esa hora he usado el 90% de la batería de mi móvil, el Team de Microsoft, el Jitsi, Skype, la videollamada por whatsapp, el de la conexión remota, el ClassDojo, el padlet... vamos que no me ha tocado meterme en el Tinder porque los niños no tienen edad.
Y mientras todo esto ocurría y las llamadas colapsaban mi sistema nervioso... había una vez un papá que veía plácidamente la televisión como si nada de nada fuese con él. Harta ya de todo esto, llamé de nuevo a mis hijos. Vete al ordenador de tu padre. Vete a Google, busca ClassDojo, instálalo, busca Microsoft Team instálalo, ahora mete las claves en este y en ese. NO QUIERO SABER NADA MÁS. A las 7 el recuento de llamadas y videollamadas ya estaba perdido, los llantos, las quejas, los ven a buscarme, los si no vienes me voy yo, los no me ayudan, el no me quiero bañar que mojo los papeles del colegio... rebosaban de las dendritas de mis neuronas. Corto y cierro. No quiero saber más. Me voy a... relajar. Cuchilla en mano, la miro, me mira, nos miramos. Venga va, terminemos de limpiar la pintura que ha caído en las escaleras y mañana será otro día.
Yo no sé si relajarme ha sido la palabra imperante estos días... para mí que no... que yo intentarlo, lo he intentado oiga usted, pero que no, que no.
A punto he estado de borrarme todas las aplicaciones que me conectan con el mundo exterior, a puntitooooo, lo he visto como posible opción antes de la de tirarme por la ventana. En un día he hablado más con mis hijos que cuando los tengo yo aquí......